viernes, 27 de diciembre de 2013

Teoría del Yin y Yang

Para la comprensión de la Medicina Tradicional China es indispensable el conocimiento profundo de la Teoría del Yin y el Yang, además de la Teoría de los 5 elementos “Wu Xing”, el Dao De Jing y la relación existente entre ellas. En este enlace http://www.eltaichixinyi.com/Home/presentacion/articulos/conceptos-filosoficos/la-teoria-del-yin-yang-i se explica muy bien la Teoría del Yin y Yang o podéis leerla aquí abajo.

Desde sus orígenes los antiguos chinos han entendido que todos los aspectos de la vida están regidos por una naturaleza bipolar, por dos fuerzas opuestas pero complementarias que se encuentran en todas las cosas (vida-muerte, bueno-malo, luz-oscuridad, calor-frío,...). Los sabios chinos observaron que lo inmutable en el universo es el movimiento. Todo se mueve, se transforma y cambia en un ciclo permanente de inicios y finales donde lo único que permanece es el movimiento. Este movimiento tiene dos tendencias: una expansiva o centrifuga que lo inicia y otra contractiva o centrípeta que vuelve al origen. Ambas fuerzas son consideradas como básicas y necesarias para que se realice el sentido del universo, pues en cualquiera de sus  manifestaciones intervienen y debido a su interacción es por lo que se pueden observar los acontecimientos en el universo, que está sometido a un continuo movimiento que le conduce a una transformación continua. La fuerza centrífuga por su tendencia a la manifestación, a la visibilidad, a la exteriorización, a lo luminoso, se le llama yang y a la fuerza centrípeta, constrictiva, con tendencia al ocultamiento, a la interiorización, a lo oscuro, se le llama yin.

La teoría del yin y el yang es una de las aportaciones mas universalmente conocida de la cultura china, que considera que cada ser, objeto o pensamiento posee un complemento del que depende para su existencia y que a su vez existe dentro de él mismo. Nada aparece en estado puro y todo esta en continua transformación, mediante este binomio que mantiene el equilibrio en el sistema universal. Esta teoría es un modelo que está presente en todas las manifestaciones tradicionales y culturales chinas como las artes marciales, la medicina, la pintura, el masaje, la filosofía, la música, la acupuntura…

El símbolo del yin-yang puede ser representado de distintas maneras, siendo la más conocida aquella en que la parte oscura, normalmente negra, representa el yin y la parte clara, normalmente blanca, el yang. Estas dos partes entrelazadas simbolizan a dos peces y están separadas por una línea sinuosa, representando el equilibrio dinámico entre los dos conceptos y su continua transformación. Los puntos de distinto color simbolizan el germen de cada uno de los dos conceptos dentro del otro. Otra forma muy conocida de representación es mediante una línea continua que simboliza el yang y una partida que simboliza el yin. Al repetir estas líneas se obtienen cuatro estados (del yin absoluto al yang absoluto pasando por los estados intermedios). Utilizando tres líneas se tienen ocho combinaciones, que son conocidas como los 8 trigramas o Pa Kua, de los que surgen los 64 hexagramas del I Ching.



Pero, ¿de dónde viene este concepto de dualidad que penetra todo lo que nos rodea?. Como en otros aspectos de la cultura milenaria china poco se conoce con fiabilidad sobre los orígenes de la teoría del yin-yang, encontrándose diferentes puntos de vista por los autores que han estudiado los textos tradicionales y que incluso establecen diferentes criterios a la hora de hacer una clasificación sobre los atributos de estas dos fuerzas, posiblemente al haber tenido en cuenta distintos referentes. El yin-yang se remonta a los primeros astrónomos, a los teóricos de la adivinación y a los mitos sobre el origen del mundo. Según cuenta la mitología china el Dios de la creación Pangu, que surgió del caos sin forma que era el universo en origen, dividió las fuerzas del yin y el yang con su hacha una vez que estas estaban en equilibrio. La fuerza yin se hundió para formar la tierra, mientras que la fuerza yang se elevó para formar los cielos. Pangu permaneció entre ambas fuerzas durante 18.000 años hasta que el cielo y la tierra estuvieron bien formados y estables, tras lo cual murió usando cada parte de su cuerpo para crear las cosas del mundo.

Son muchos los textos y diagramas que han perdurado hasta nuestros días en los que se hace alguna mención a la teoría del yin-yang(el I Ching, el Su Wen, el Dao De Jing, la obra filosófica Kuan Tzu, los calendarios agrícolas…). Una de estas representaciones es el conocido como Taijitu, en el cual se representan varios de los conceptos de las filosofías taoísta y confucionista china, como el Tao, el Wuji (o estado indiferenciado del universo anterior al Tai Chi), el Tai Chilas 5 fases o elementos y el propio yin-yang. El filósofo y cosmólogo Zhou Dunyi (1017-1073) de la escuela neoconfuciana, dio una explicación de una forma desarrollada del contenido de este símbolo en el “Taijitu shuo”, aunque no sería el autor sino que este llegaría a el, junto con otros diagramas que habrían sido creados con anterioridad, desconociéndose cuando y por quien. El Taijitu leído de arriba abajo (o de izquierda a derecha en las versiones en que aparece en horizontal), representa el proceso por el cual el Tao da origen, desde la no diferenciación o “Wuji” al surgimiento del yin yang, de cuya constante iteración nace el Tai Chi (o principio generador de todas las cosas), pasando luego por el surgimiento de los cinco elementos y la creación de los diez mil seres (o todas las cosas del universo).

En otros de estos textos antiguos se encuentran referencias al yin y al yang, pero sin darles una definición concreta, sino más bien como un concepto meramente diferenciador de los aspectos sociales de la vida de esa época, en la cual las funciones de los hombres y las mujeres estaban claramente marcadas. Etimológicamente los conceptos del yin y el yang se refieren a las laderas sombrías o iluminadas de una montaña. El carácter yin esta formado por el radical ladera y otro conjunto de caracteres que pueden representar un estado nuboso, mientras que el carácter yang lo forma el radical ladera y un conjunto de caracteres que representan los rayos del sol. Para algunos estudiosos de estos textos el yin y el yang son simplemente asociados a un conjunto de fenómenos y procesos, pero no como dos fuerzas místicas o una especulación filosófica, sino como fruto de la tradición cultural china de entonces, donde se podría asociar el trabajo de las mujeres dentro del hogar, (en la oscuridad, en lo frío, en la tranquilidad, pendiente de la nutrición) con el yin; y el trabajo de los hombres en el exterior, (al sol, en lo calido, en continua agitación) con el yang.

Para otros autores otra interpretación alejada de cualquier tipo de especulación filosófica en la que se podrían clasificar las cosas del mundo como yin o yang, estaría basada en un punto de vista en el cual el ser humano toma a la tierra como algo material, tangible y finito. Mientras que el cielo es visto como algo intangible e infinito. De esta manera todas las cualidades que definen el cielo y la tierra son las que rigen la dualidad yin-yang, clasificando a la tierra y sus características (inmóvil, estable, receptiva,…) como yin y al cielo (en continuo movimiento de nubes, estrellas y planetas, emisor de luz y de calor,…) como yang. Así en la antigua china estas nociones sirvieron para organizar el pensamiento de los teóricos que estudiaron muchas de las esferas de la vida social y de las leyes naturales.

Pero quizás el punto de vista filosófico taoísta sea el más extendido en la cultura oriental. Vista esta teoría bajo este prisma, en el yin y en el yang se reflejan todas las propiedades esenciales de los fenómenos naturales y a través de estas dos fuerzas se encuentra una explicación de la fisiología y patología en el ser humano. Todos los objetos o fenómenos en el universo consisten en dos aspectos opuestos entre sí pero indisolubles, interdependientes, pero que se complementan y que se rigen por una serie de principios:

Oposición: Todo tiene su opuesto, aunque este no es absoluto sino relativo, ya que nada es completamente yin ni completamente yang. En un día de invierno puede hacer calor y en uno de verano frío.
        Interdependencia: El yin no podría existir si no existiera el yang. La noche se incluye en yin y el día en yang. Mencionar la noche implica reconocer la existencia del día. Existe lo alto porque existe lo bajo, existe lo duro porque existe lo blando…
        Dualidad: Positivo-negativo, día-noche, expiración-inspiración, calor-frío…
        Subdivisión: Todo aspecto yin o yang puede subdividirse a su vez en yin y yang indefinidamente. En los días de verano puede hacer calor, y al mismo tiempo ese calor puede ser templado o ardiente.
        Alternancia: El universo esta en constante movimiento, nada permanece fijo, así un aspecto crece y otro decrece manteniéndose un equilibrio o apareciendo un desequilibrio en el que se transforma el uno en el otro. El yin y el yang se consumen y generan mutuamente. Si yin y yang son opuestos o inversos e interdependientes y si son además expresión y consecuencia de un equilibrio fluctuante, es indispensable que si uno de ellos crece el otro decrece. De no ser así no se estaría en presencia de un equilibrio dinámico, sino de su progresión ya positiva, ya negativa, más allá de todo control.
      Transformación: El yin y el yang pueden transformarse en sus opuestos. La noche se transforma en día, lo cálido en frío, la vida en muerte. La transformación expresa lo fundamental del cambio, sintetiza la mutación, el surgimiento de un fenómeno diferente y nuevo a partir de otro.

Ante la interrogante de cómo nació el yin y el yang,  la respuesta confirma que es algo que siempre ha existido. Se tome en cuenta la interpretación que sea, hasta nuestros días han quedado una serie de conceptos que los antiguos describieron como particularidades del yin o el yang, y que son cualidades comunes que se pueden atribuir a todos los fenómenos del universo, disponiendo pues de un método de clasificación para la totalidad de los aspectos contrastantes que constituyen la naturaleza, las cosas,  la sociedad, el ser humano… Pudiéndose entender que todas las relaciones dentro de los fenómenos (movimiento-reposo, calor-frío, material-inmaterial, etc.), no son más que la expresión de las relaciones antagónicas y relativas entre el yin y el yang. De esta manera se exponen, con el mismo grado de generalización, las leyes que rigen los cambios universales. Deviene un instrumento adecuado para ordenar, comprender y conocer la realidad, mas allá del misticismo, teniendo un carácter didáctico y simbólico, con independencia de los puntos de vista particulares y la ideología de cada autor.

La energía (Qi) se manifiesta en el universo en forma de dos fuerzas alternantes, complementarias y a la vez opuestas denominadas yin y yang. Cada ser, objeto o pensamiento posee un complemento del que depende para su existencia y que a su vez existe dentro de él mismo. Nada aparece en estado puro y todo esta en continua transformación. Esta idea de alternancia debe ser vista tanto por una disposición espacial como por una temporal, ya que según la física el movimiento abarca necesariamente los conceptos de tiempo y espacio, cualidades que implican a su vez los conceptos de transformación y cambio. Yin y yang se encuentran en un permanente “equilibrio inestable y fluctuante”. Para que ese equilibrio se produzca una preponderancia del yang debe ir seguida de una preponderancia del yin, de modo que en la medida en que yang crece, yin decrece y a la vez yin se gesta en el interior del yang predominante y a la inversa. Cuando ese equilibrio inestable y fluctuante se rompe, sobrevienen los cambios, las mutaciones más o menos bruscas y perceptibles. El continuo cambio es la ley universal que gobierna el desarrollo de todas las cosas.

Ya desde tiempos remotos estas dos fuerzas son asociadas con determinadas características y se describen algunas particularidades desde una perspectiva en la que, para poder simbolizar sus distintas naturalezas, se asocian propiedades similares al agua con el yin (frialdad, oscuridad, suavidad…) y propiedades similares al fuego con el yang (caliente, brillante, brusco…). Se dispone así un principio de clasificación de conjunto en dos bandos de tendencias opuestas e interrelacionadas que se expresan en cualquier cosa o fenómeno. La teoría del yin y el yang puede aplicarse a todos los conceptos existentes, por lo que sus aplicaciones son muy extensas, como en la sociedad, en la naturaleza, en el fluir del tiempo, en las direcciones cardinales o en la medicina. En el campo de la medicina china no se ve como un enemigo a las manifestaciones de la enfermedad en un paciente, ni se las considera derrotadas cuando estas desaparecen; sino que se aprovechan para tener una noción de cómo se esta transformando el equilibrio en la salud de esa persona hasta llegar al motivo que dio origen al trastorno, en vez de contentarse con modificar las causas aparentes mas inmediatas que desencadenaron la alteración de su salud. Para la medicina tradicional china en condiciones normales el cuerpo humano mantiene un relativo balance, pero cuando este se pierde aparece el exceso o  el defecto entre el yin y el yang, lo cual es un factor causal en la aparición de enfermedades. El tratamiento pues está encaminado a normalizar o equilibrar la relación yin-yang de los órganos o funciones afectados. Yin y yang regulan el cuerpo humano, por lo que es importante vivir en armonía con las energías naturales del mundo adaptando los niveles de actividad y consumo de nutrientes a las estaciones del año. 

Mediante este punto de vista se explica la organización estructural del cuerpo humano. Anatómicamente el hemicuerpo superior es yang, mientras que el inferior es yin; el izquierdo es yang y el derecho yin; y el posterior o dorsal es yang y el anterior o ventral yin. En cualquier porción de la anatomía lo que se sitúe en posición cefálica, lateral, superficial, izquierda o dorsal, es predominantemente yang, mientras que lo situado en posición caudal, medial, profundo, derecho y ventral, es yin. En cuanto a las cualidades morfológicas, lo sólido es visto como yin (corazón, riñones, pulmones, bazo e hígado) y lo hueco como yang (estómago, intestino delgado, vesícula biliar, vejiga e intestino grueso). El sistema de meridianos también es dividido en dos, así como las actividades vitales y sustancias que nutren el cuerpo. Si el equilibrio se altera aparecen las enfermedades y si se rompe la vida llega a su fin. Algunos ejemplos de la teoría del yin-yang aplicados en el campo de la medicina son:

- La contracción del  músculo cardíaco o sístole es considerado como yang, mientras que la relajación o diástole es considerado como yin. Ambos movimientos tienen alternancia en el tiempo que se manifiesta de forma cíclica e ininterrumpida hasta el momento en el que se produce un desequilibrio que lleva a  la muerte.
- Los líquidos corporales son considerados yin mientras que la temperatura corporal yang. Un desequilibrio por pérdida excesiva de líquidos ocasiona el aumento de la temperatura haciendo aparecer fiebre o exceso de temperatura. En cambio una retención de líquidos en exceso provoca que la temperatura corporal tienda a disminuir.
- Para la medicina china el calor, como síndrome clínico yang, es sinónimo de hiperactividad, excitación, hiperfunción, etc; mientras que el frío(yin)  es visto como lo contrario: hipoactividad, inhibición, hipofunción, etc.
- La actividad funcional del cuerpo se considera yang y las sustancias que lo nutren y mantienen yin. Esta actividad requiere del consumo de cierta cantidad de sustancias para poder desarrollarse. A más actividad mas consumo mientras que  para la formación y almacenamiento de la sustancia nutritiva se requiere menos actividad funcional.
- La preponderancia del yang en la enfermedad de un paciente se caracteriza por: excitación, piel caliente y sudorosa, boca seca con la lengua roja, pulso rápido, orinas escasas y oscuras, heces secas, sed… Mientras que la preponderancia yin es vista en el paciente con síntomas como: Sujeto inhibido, palidez, piel fría, lengua pálida, pulso lento, orinas abundantes y claras, heces blandas, poca sed…

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